sábado, 16 de noviembre de 2019

N° 38 CHILE DESPERTÓ (edición especial)


Blog 38
CHILE DESPERTÓ 
(edición especial)



Atacama número 38 ofrece en esta oportunidad una edición especial a partir del estallido social que vivimos en Chile y que se ha simbolizado en la expresión “Chile despertó”. Le preguntamos a algunas personas de nuestra comunidad parroquial acerca de aquellas demandas ciudadanas que les parecen más importantes. 

Nos parece interesante aproximarse a esta situación que vivimos a través de estos testimonios desde un lugar apartado de los grandes centros urbanos. En efecto, en las líneas que siguen vemos cómo la distancia geográfica tiene serias consecuencias en la vida cotidiana de la gente.







José Aravena Luna














Soy José Sebastián Aravena Luna, tengo 61 años, penando para los 62. Actualmente estoy trabajando como guardia de seguridad. Por las circunstancias de la edad ya no me reciben en las empresas en lo que es mi rubro: la minería. Trabajaba en trabajos subterráneos, desarrollo, manipulador de explosivos. 
Con los años de trabajo pesado en la minería me he enfermado de varias cosas. Yo tengo muchas enfermedades profesionales que no han sido reconocidas por la empresa: desgaste de vértebras, tierra al pulmón -silicosis-, dolores articulares, problemas auditivos. Nunca la empresa nos quiso reconocer el trabajo pesado. Nunca nos hizo el convenio para poder optar por una pensión digna.

En la ACHS (Asociación Chilena de Seguridad) siempre a uno lo sacan bien, y uno no está bien. Nos hacen los exámenes y dicen que puede seguir trabajando. No sé si están coludidos con las empresas, porque nunca dan un diagnóstico claro de que uno está enfermo. Yo camino un poco y me canso mucho por la silicosis. Por años vienen detectando que tengo problemas de hipoacusia (por mi trabajo con explosivos). Eso me ha traído problemas en el trabajo: yo veo que están hablando, pero no logro distinguir lo que me están diciendo. Siempre me dicen: “El próximo año te vamos a mandar a evaluar a Santiago”. Al año siguiente, lo mismo: “El próximo año te vamos a mandar a evaluar…” y eso no ocurre nunca. Declarar mis enfermedades le implica gastos adicionales a ellos. Por eso nunca lo han querido reconocer. 

¿Qué le han parecido estas protestas?

Para mí son buenas estas protestas, por el problema de las jubilaciones, el problema de las AFP. Uno no logra juntar un monto considerable. Yo he tenido pérdidas tremendas en la APF: no recuerdo bien si en el en el 2007 o 2008 yo tenía sobre 36 millones de pesos y me dejaron como 24. Por la crisis asiática -dijeron-. Explicaron que habían tenido malas inversiones, que habían perdido dinero. Sacaron del monto de los cotizantes para recuperar esa plata. ¡Eso no es justo! Son administradoras de pensiones y no financieras. Yo calculo que sacaré una pensión de unos 180-200 lucas. Y uno que tiene hijos chicos estudiando, es difícil… problemas de salud. La AFP juega con nuestros fondos.


Enrique Pizarro

Soy Enrique Pizarro. He trabajado muchísimos años en la feria. Acá, en Chillán. Ya hace más de 20 años. He criado a mis hijos con esto.

¿Qué reclamos del movimiento social les parecen más importantes?

Yo creo que hay que cambiar derechamente la constitución política de la República. Creo que es una cuestión fundamental. Por ejemplo, el art 19, n. 24 posibilitó que el año 81 tuviéramos un nuevo código de aguas, con las consecuencias que ha tenido eso para las comunidades. Pienso en Petorca o aquí mismo en Diego de Almagro, donde una minera nos contaminó los pozos de agua con cianuro. Se está ocupando el agua en beneficio, sobre todo, de los grandes empresarios agrícolas con un gravísimo daño a los pequeños agricultores, los que han mantenido la agricultura tradicional.

Otro asunto muy delicado es el que está planteado en el Art 19, n. 21 -que ha reflexionado muy bien el especialista Mario Verdugo Marincovich-, lo que ha definido el Tribunal Constitucional que reduce al Estado a un rol meramente subsidiario, por el cual el Estado no se debe meter en actividades económicas que puedan realizar los particulares. Entonces, eso es una visión que necesita un cambio en la Constitución, porque así se posibilitaron las carreteras concesionadas, las AFP, las Cínicas, los Colegios particulares… y suma y sigue.

En relación a la minería, creo que es importante una revisión profunda a la Ley 19.300 y el decreto 40, en términos de su aplicación. Así también el decreto 600. Cómo se forman estas grandes compañías en el extranjero, cómo se constituyen las sociedades en paraísos fiscales. Por ejemplo, Casale, que tiene alguna relación con Barrick Gold, el 2006, le vendió el agua tanto de “Piedra Pome”, como de “Los Arroyos”. También cómo estas empresas se autoprestan plata a intereses onerosos y prácticamente no se pagan impuestos en Chile. En esta línea nos podría iluminar bastante el libro de Julián Alcayaga, “Manual del defensor del cobre”. 

Hay empresas que no pagan nada en Chile, porque el gasto es mayor que la utilidad. Y el gasto está precisamente en los intereses muy altos que contratan ellos en el extranjero. Sería interesante averiguar cuánto tributaron el conjunto de las empresas del cobre en el norte de Chile o en Chile en general, y cuánto aportó Codelco. Se van a encontrar con grandes sorpresas. Incluso hay una distorsión en cuanto a la mano de obra. La mano de obra que aporta la gran minería del cobre es bastante baja en relación a toda la masa laboral chilena. Son cifras que tendríamos que sincerar y hablar con la verdad. En mi opinión, nosotros estamos entregando, a cambio de nada, toda la riqueza de nuestro país, con un daño profundo a las generaciones que nos van a suceder. Tenemos que ver cómo algunos políticos que están administrando actualmente el Estado están prácticamente hipotecando el futuro de nuestros nietos.

¿Cree que se avanzado en Chile en el cuidado del medioambiente?

No, en absoluto. El otro día me tocó una participación ciudadana de una ampliación de un proyecto fotovoltaico, y me sorprendió muchísimo el último video de promoción del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA). Ahí se decía que el sistema chileno de evaluación ambiental es tan macanudo que vienen de diferentes países de América a estudiarlo. Yo me quedé con un sabor tan amargo, pensando que el Servicio de Evaluación ambiental autorizó un tranque de 314 millones de toneladas sobre nuestras cabezas. Un tranque que está a 7 kilómetros del pueblo y que, en caso de un accidente, no tiene otra salida de evacuación que el pueblo mismo. O pensando en la contaminación con cianuro del pozo de Asiento que nos abastecía de agua potable. Pienso en la diferencia con Europa, donde está prohibido utilizar el cianuro en el proceso de extracción del oro. Pero en Chile toda la minería del oro todavía trabaja con cianuro.

Pareciera que en Chile la lógica ha ido en sentido contrario a Europa: menos Estado para que los particulares puedan desarrollar sus actividades económicas.
En Chile, las empresas no cuidan de verdad el medioambiente. Para ellos la premisa fundamental es abaratar los costos para aumentar las ganancias. Y un cuidado real del medioambiente significa un mayor gasto. Además, las empresas tampoco respetan aquel cuidado medioambiental al que se han comprometido. Es lo que hemos visto que ha pasado con las empresas en Concón- Puchuncaví. Se ha confiado en la autorregulación de las empresas y eso no ha funcionado. Los servicios de control actuales son muy precarios. ¡En toda la región de Atacama solo se cuenta con 4 supervisores!


Eva Carreño Salazar, 44 años





















¿Qué reclamos del movimiento social les parecen más importantes?

En mi caso la salud. Tengo una de mis hijas muy complicada de salud. Tiene un cuadro de asma. Estoy esperando hace más de un año una interconsulta. A ella tenía que haberla visto un otorrino, pero no hay hora para el otorrino. Hace más de un año la vio un especialista y, desde ahí, no ha vuelto a verla. Así también la salud de mi papá. El es operado del corazón y hace más de un año que no lo ve el cardiólogo y está sin medicamentos. Está esperando que le den una hora para cualquier cardiólogo en Copiapó. Él no puede estar sin medicamentos. Eso es lo que me complica.

A mi hija la ve el pediatra todas las semanas, pero para el otorrino hay que viajar a Copiapó… cuando nos den la hora. Su asma ha estado bien complicada, descompensada. Un día me llamaron que tenía la hora. Llegué a Copiapó y me dijeron que el médico no iba a atender.


Marcela Cabrera, Waldo Campusano
















¿Qué reclamos del movimiento social les parecen más importantes?

Marcela: Creo que todos los reclamos son legítimos, pero uno de los puntos esenciales para mí es la Constitución. Creo que debe haber un cambio para que tengamos esos derechos resguardados. Tenemos una Constitución hecha en dictadura que no ha sido validada por la gente. Esa es la base para que lo demás se pueda solucionar. ¡Son muchas las demandas! Y eso a través de un mecanismo participativo no a 4 paredes. No puede ser un proceso hecho por una elite. 

Las AFP es lo que más complejiza nuestro diario vivir cuando pensamos en nuestro futuro. También la salud, la educación los sueldos. La AFP hace que exista una feminización de la pobreza: las mujeres somos más pobres que los hombres. Es necesario el resguardo de un sueldo equitativo con los hombres. No aparece en la Constitución una definición más clara de los derechos de la mujer. Aparecen solo como derechos humanos.

En Diego de Almagro un problema importante es la falta de trabajo. Si lo hay, no es para los que vivimos en la provincia. Debería haber un sistema en el que el código del trabajo asegure la contratación de mano de obra local. Actualmente es voluntario, de palabra, pero no hay cómo exigir la contratación de mano de obra local. Además, muchas empresas no pagan aquí sus patentes. Los dineros se van a Santiago y no quedan aquí en la comuna de Diego de Almagro o en la Provincia de Chañaral.

Waldo: Actualmente existe una gran diferencia entre los trabajadores contratistas y los de planta de Codelco, en cuanto a las regalías. Por seis meses o por tener un contrato indefinido ya tiene un bono. Y tienen muy buenas gratificaciones por años de servicio.

Un problema serio es que los trabajadores que tienen silicosis ya no pueden ser admitidos en otras faenas mineras. De manera periódica se nos manda para que nos hagamos exámenes en la ACHS o en otras clínicas, y esos resultados quedan en el sistema. Si a uno le detectan silicosis, no lo admitirán en ninguna minera. Basta que revisen el sistema. Para el que se enferma no hay ningún seguro. Sales a morirte no más, después de haber entregado un montón de años de trabajo.

Marcela: también nuestro sistema de salud es malo. Estamos alejados de los centros urbanos. Tenemos un hospital comunitario que no tiene especialistas. Lo más cercano es Copiapó que queda a 1 hora 45 de viaje, y hay que pagar 10 mil pesos ida y vuelta.

También las comunas deberían manifestar que necesitamos descentralización. Una equidad no solo entre personas, sino también entre regiones. Descentralización de los recursos para la salud, la educación. No es lo mismo vivir en esta comuna que en Santiago o Iquique o Vallenar. Por ejemplo, nuestra nieta necesita una kinesióloga renal y solo hay dos en La Serena y otra en Antofagasta. Ella se atiende por Fonasa, pero por el sistema privado y debemos gastar cada semana para que viajen ella con su mamá a La Serena. Si se atendiera por el sistema público tendría que esperar 2 o 3 años para que llegue la interconsulta.

En esta zona debería haber, al menos, un dermatólogo, un broncopulmonar por la exposición que tenemos a los contaminantes, un oncólogo. Así también, especialistas en salud mental. Hay un solo COSAM en la región.





























domingo, 15 de septiembre de 2019

N° 37 -  Domingo 15 de septiembre 2019

- San Lorenzo, Patrono de los mineros -

MISIÓN ATACAMA

Comunidad Atacama SS.CC.
Diego de Almagro





San Lorenzo
 Patrono de los mineros






Fiesta de San Lorenzo en Inca de Oro


(Por Teresa Aros)


Esta fiesta ha ido creciendo año a año. Empezamos con dos bailes. Ahora llegaron ocho. Las empresas se portaron muy bien. Nuestra tradición es hacer una pequeña convivencia donde participen todos. Ahora viene más gente y la comunidad es chica, así es que acudimos a las empresas. Alcanzó para todos: una colación y un vaso de chocolate. Vinieron mis hijas a ayudarme. También nos ayudó mi hijo, mi yerna. Ellos se preocuparon de servir a todos. Yo me encargué más de acoger a la gente. Esa ayuda de mis hijos es lo que más me llena. La Yasna hizo el chocolate, el Juan los arcos por donde pasó el santo. Fue muy bonito. Se le dio más realce. Hubo una buena participación de los mineros. Ellos son los encargados de llevar al santo. Es bonito verlos con sus cascos llevando el anda.

La misa fue muy bonita. Fue un acierto hacerla dentro de la iglesia. El padre Gabriel nos había preguntado dónde la hacíamos. Yo le dije que no me gustaban las misas de campaña, porque la gente no le pone atención, andan pa’ allá, andan pa’ acá, que los perros… Además, hay que acarrear tantas cosas. Pusimos parlantes para afuera y la hicimos en la iglesia. ¡Estaba lleno! La presencia de los bailes religiosos fue importante. Ellos son gente de fe, de Iglesia. Tienen respeto. A ellos les encargamos los servicios de la misa.
Hasta fui a la procesión. Hacía calor, pero no importa. ¡Es una vez al año! Claro, después me dolían las piernas… después viene el cansancio.




Encuentro pastoral de jóvenes



Del 14 al 17 de agosto nos visitó una delegación formada por 28 alumnos y alumnas de nuestros cuatro colegios ss.cc., acompañados de algunos profesores. A ellos se sumaron los jóvenes de nuestra pastoral juvenil.




Fue un encuentro con actividades muy variadas: visita a Inca de Oro para conocer la cultura de los pirquineros, talleres de danzas nortinas, temas de formación, adoración, limpieza del lecho del río, asado en la quinta de los chañares, velada, etc.


Fue un encuentro entretenido que les permitió a los jóvenes conocerse más, y a los jóvenes de Diego de Almagro dar a conocer un poco de su cultura.
Especialmente relevantes fueron los talleres de danza, que trabajaron divididos en dos grupos: Caporales y Tinkus. Es impresionante constatar cómo la danza puede unir tanto.


En fin, creo que todos terminamos el encuentro con el corazón llenito, sintiendo que, a pesar de que somos de lugares tan distintos y de culturas diferentes, hay una experiencia que nos une: la de ser familia sagrados corazones.

Al final del encuentro los jóvenes se despedían diciendo: “Nos vemos en diciembre, en el encuentro provincial”.




Capítulo provincial






Del 19 al 23 de agosto, los hermanos ss.cc. estuvimos reunidos en el 19º Capítulo provincial, para mirar el caminar de la provincia y proyectarla hacia adelante. Un Capítulo que por momentos fue duro, pues nos adentramos más en profundidad en la crisis de la Iglesia por los abusos sexuales y de poder. Crisis que es también nuestra.

Buena parte del tiempo la dedicamos a escuchar: a representantes del grupo Mujeres Iglesia, a una víctima de abuso sexual, a laicos y laicas ss.cc., a un especialista en abusos desde la perspectiva forense, a una religiosa que en el último tiempo se ha dedicado a la recepción de denuncias. Fue una escucha respetuosa que nos hizo tomarle el peso a la gravedad del daño causado, a lo mucho que nos hemos alejado del camino de Jesús, con la grave consecuencia de que hemos dañado a quienes debíamos cuidar.

A partir de esa escucha comenzamos a discernir lo que Dios nos está pidiendo. Por un lado, en el cultivo del hombre interior. Y, por otro, en lo que tiene que ver con una conversión pastoral.

El Capítulo nos dio la oportunidad de vivir unos días de profunda fraternidad: de escucharnos, apoyarnos, consolarnos, volver a soñar en el futuro. Nos ayudó el hecho que no teníamos que salir con documentos listos, pues nos queda una última sesión en octubre.

El broche de oro del Capítulo fue la celebración de los votos perpetuos de Atilio Pizarro y Rafael García. Una celebración en la que se podía gustar una Iglesia diferente: joven, inclusiva, sencilla, de una alegría contagiante. Fue un verdadero regalo, como una caricia de esperanza después de los duros días del Capítulo.



BREVES


Encuentro de formación de las CCBs



El sábado 20 de julio, Paola, Estela y Ofelia -guías de Comunidades Cristianas de Base (CCB)- y Alex, participaron en un encuentro de formación en Copiapó. Había unas(os) 60 guías en total. La formación estuvo a cargo de la hna. Margarita Westwood de la Congregación de las Hijas de Jesús.

La mañana estuvo dedicada a compartir sobre la vocación laical y la visión de Iglesia contenida en el magisterio del Papa Francisco. En la tarde se estudiaron las principales características de las comunidades cristianas en los primeros siglos de la Iglesia.

Toda la formación se desarrolló utilizando una metodología participativa en pequeños grupos. La verdad es que da gusto ver un laicado tan activo, tan bien formado y tan consciente de su misión en la Iglesia.

La parroquia Espíritu Santo tiene en estos momentos seis CCB, lo cual es un verdadero regalo de Dios, y plantea el desafío de acompañarlas, animarlas y de promover el surgimiento de nuevas comunidades.



Cumpleaños 90 de Raúl Orellana





El jueves 15 de agosto en la noche celebramos la Inmaculada Concepción y los 90 años de nuestro diácono Raúl. Fue un encuentro lleno de cariño hacia él. En la misa se destacó todo lo que Raúl y su esposa Raquel (QEPD) han hecho por la comunidad. Cómo la sostuvieron en los momentos difíciles, cómo han sido testimonios firmes de fe y de preocupación por los más necesitados, especialmente los enfermos y los pobres.

Después de la misa nos sentamos a la mesa para compartir unos ricos sándwiches de mechada que había preparado Claudio ss.cc. ¡Estaban deliciosos! También fue muy grata la presencia de algunos familiares de Raúl que quisieron acompañarlo en esta fecha tan significativa.

Al inicio Raúl no quería celebraciones, pero luego quedó feliz con la celebración que preparó la comunidad. Simplemente se dejó querer.



Fiesta de San Alberto Hurtado





El domingo 18 de agosto celebramos la fiesta de San Alberto Hurtado en la capilla del mismo nombre. Llegaron a esta celebración los bailes de la parroquia y miembros de las comunidades. Nos recibió una comunidad orgullosa con los arreglos que habían hecho en la capilla, en preparación a esta fiesta. La verdad es que estaba todo muy bonito.


Después del saludo de los bailes salimos en procesión por las calles de la Villa 4 de octubre. Y después de la procesión celebramos la eucaristía. Todo terminó con un compartir en el que comimos y bebimos muchas cosas ricas que la comunidad había preparado con cariño.



La comunidad dueña de casa estaba contenta porque los años anteriores esta celebración en memoria de San Alberto Hurtado consistía solo en la celebración de la eucaristía. Y este año, la fiesta adquirió mucho más realce con la presencia de los bailes religiosos de la parroquia.





Rostros-


TERESA AROS








Díganos su nombre y cuéntenos algo de su experiencia en la Iglesia.



Me llamo Teresa Auristela Aros Ossandón, tengo 74 años. El 15 de octubre cumplo los 75. Ese mismo día están de cumpleaños mi hija mayor y mi esposo (QEPD). Así que la fiesta en la casa siempre era grande para los 15 de octubre.

Llevo en la Iglesia toda una vida. Yo recuerdo que en Combarbalá vivía con una
tía, Carmela, que no era mucho de ir a misa. Pero íbamos para todas las fiestas religiosas. Vivíamos a cuadra y media de la iglesia. Ella me llevaba al mes de María. Yo me dedicaba a contar las lucecitas de los altares. A veces me quedaba dormida. Cuatro casas más allá, vivía la señora Teresa Álvarez. Ella fue la que, junto con mi tía, me inició en la fe. Los domingos en la mañana, tempranito, golpeaba a mi puerta y me gritaba “ya, vamos a misa”. Yo me ponía rápido la ropa que había dejado lista la noche anterior y partía con ella. Mi tía Carmela trabajaba mucho porque era lavandera y se pasaba todo el tiempo lavando y planchando. Me acuerdo que de muy niña iba con ella al grupo de la Virgen del Perpetuo Socorro. Ahí aprendí a rezar el rosario. Me subían a los altares para que le limpiara la carita a san Isidro (que tenía una túnica completamente negra) y san Antonio, que estaba al ladito. Y al otro lado, el Corazón de Jesús. 
Ellas ya eran viejitas. Yo tenía como 8-9 años.




Cuéntenos algo de su familia


Mi mamá, Florina, y mi papá, Pablo, son de Combarbalá. Muy católicos: bautizados, casados por la Iglesia. Se preocuparon de que todos nosotros tuviésemos los sacramentos. Éramos una familia católica. Yo soy la número tres de seis hermanos (cinco mujeres y un hombre). Mi mamá era dueña de casa, muy pobre, hasta que se vinieron a Inca de Oro. Mi papá se vino a trabajar como sereno en la planta San Pedro. Ahí se nos compuso la suerte. En Combarbalá él era zapatero. La vida no era muy fácil, ¡con tantos niños y con la vida dura de esos años! Ellos vivían en una ramada, no tenían casa. Mi mamá quedó huachita a los seis años. Ella trabajaba en cualquier cosa: lavando, planchando, hacía de todo.


Yo nací en Combarbalá. Me vine el año 45 cuando tenía 1 año. Desde el año 61 no me moví más de Inca de Oro. Antes de eso me la pasaba entre Combarbalá e Inca de Oro. Viví muchos años con mi tía, para que no quedara sola; por eso venía a Inca solo de vacaciones. Iba y venía.

Mi infancia fue bonita, pero muy pobre. Antes había mucha pobreza, no como ahora. Yo en Combarbalá era viandera. Les llevaba la vianda a las profesoras. Se usaba llevarles la comida en viandas, de los restaurantes, los clubes sociales, del club obrero. Me la pasaba acarreando viandas. Además, había una señora que vivía en la esquina que me buscaba para que le cebara el mate: la señora Elbita, que era cieguita y por eso no podía prepararse el mate sola. Me daba algo de plata. Todo eso lo hacía antes de ir a la escuela. En Combarbalá había gente que cultivaba violetas, así es que yo iba a trabajar cortando violetas y haciendo ramos. Me buscaban para que fuera a cortar violetas. Yo tenía como 6 o 7 años. Hubo un tiempo en que cuidé una guagüita de una profesora, un niñito. Ella me buscó porque, no sé, tal vez le caí bien. Yo iba cuando no tenía clases. Tenía que lavarle toda la ropita y cuidarlo. Ahí tenía como 10 años. Me gustaba eso. Después me tocó cuidar a los míos.



¿Extrañaba a sus padres?


Sí, los echaba de menos. En esa época viajaba mucha gente de Combarbalá a Pueblo Hundido a buscar trabajo, y yo viajaba sola. Mi tía me encargaba con cualquiera que fuera a Pueblo Hundido. ¡Era chica! Una vez pasé una Navidad en el tren, en La Serena. Recuerdo que un caballero nos regaló unos costureros de conchitas, ¡muy bonitos! Nos regaló a varias personas que veníamos en el carro. Pasé el 24 de diciembre en la noche en el tren. En esa época el viaje demoraba ¡30 horas!

El año 1961 me vine definitivo a Inca. En esa época ya no estaba el auge del oro (que duró como hasta el año 45, después fue decayendo). Todavía había casas de citas, cabarets, negocios, pero no los negocios grandes de antes. Había dos bombas bencineras.


Cuando llegué a Inca de Oro, lo primero que hice fue trabajar en una verdulería. Trabajé ahí como dos años y medio. Me casé mucho después con mi esposo que era pirquinero artesanal, que trabajaba a lo bruto no más: en las minas, en los desmontes, donde pudiera sacar orito… tenía las puras ganas. Trabajó en las minas desde niño. No estudió nada. La situación económica era muy difícil. ¡Hubo un año que le fue tan mal! Él era muy bueno para fumar y, como no tenía plata, se paraba fuera de la casa, en una esquina, para ver si pasaba alguien que le convidara un cigarrito. No había para nada. Ahí entré a trabajar al “Mínimo” [N.E.: El “Mínimo” era un plan de trabajo en los años de dictadura militar -por los altos índices de pobreza- en que a le gente se le pagaba el sueldo mínimo de esa época] y pudimos levantarnos un poquito. Pero criamos a todos los niños. No les dimos buena educación, pero son técnicos que hoy pueden defenderse de lo más bien. Yo trabajé de lavandera, cosiendo, bordando, tejiendo a crochet; es mal pagado el crochet, pero igual lo he trabajado harto y me ha servido mucho.


Cuando llegó a Inca de Oro ¿había una comunidad cristiana?


Sí, había una comunidad con muchas señoras, de las cuales ya no queda ninguna. Unas están en Copiapó, otras están muertas. Era bonita la comunidad. Eso me llamó la atención. El año 71 me integré… el día que falleció mi padre. Él murió de manera inesperada a los 69 años. Yo estaba con mi mamá en Inca de Oro y mi papá tenía que viajar desde Combarbalá, porque había ido de visita por unos días. Justo estábamos celebrando el cumpleaños de mi mamá y comentábamos: “¿Se habrá subido al tren?, ¿vendrá viajando?”. Cuando el papá se iba a embarcar, justo cuando iba a mostrar el boleto en la estación, le dio un infarto muy grande y cayó muerto ahí mismo. Nosotros supimos como a las 10 de la noche. Cuando mi mamá supo se puso a gritar y se desmayó. Yo tuve que arrastrarla a la cama. Ahí el padre Bernardo vino a nuestra casa. Le hicimos la misa al papá en la capilla. A partir de ahí ya no dejé la comunidad.



¿Y a qué edad murió su madre?


Ella murió cuando tenía 78 años. De un cáncer uterino. Cuando supimos que tenía cáncer tuvimos que irnos a Santiago por un buen tiempo. Para mí fue muy doloroso dejar a mi familia, pero nunca me separé de mi mamá, así es que la acompañé a Santiago. Íbamos muy asustadas porque no conocíamos Santiago. Para nosotros Chile se acababa en Combarbalá. Pero ahí yo me acordé de la Señorita Julia Planella -profesora de la Universidad de Chile- que había estado relegada en Ica de Oro y me había dicho: “Si necesitas algo, llámame”. Cuando ella llegó relegada tenía miedo de quedarse en la capilla sola. Ella era de buena familia. Yo le dije: “Mire, yo soy muy pobre, pero si arreglamos un cuartito en mi casa, Ud. se puede venir a vivir conmigo”. Así lo hicimos. Ella vivió conmigo los tres meses que estuvo relegada. Así es que cuando llegamos a Santiago ella nos estaba esperando. Nos acompañó a todas partes. Yo viví cuatro meses con ella y con su hermana, en su departamento. Me quedé ahí hasta que murió mi madre.



¿Cuántos relegados hubo en Inca de Oro?


Fueron 32. Yo también fui cercana con el cura Maroto. Él tenía problemas para caminar, así es que yo lo acompañaba cuando tenía que ir a almorzar en una pensión. Él se tomaba de mí, así es que cruzábamos el pueblo tomados del brazo. La gente me decía: “Teresa, tenga cuidado, porque ese hombre es peligroso”. Pero a mí eso no me importaba. Una vez llegaron dos jóvenes que habían sido detenidos en La Pintana. Los habían sacado de la cama y los mandaron relegados. ¡Llegaron sin zapatos! Así es que nos pusimos a buscar ropa para ellos. Los relegados no podían alejarse más de 200 metros del pueblo.


¿Conoció a don Fernando Ariztía?


Mucho. Él era muy amigo de mi marido, que en ese tiempo no sabía nada de religión, nada. Yo lo empecé a llevar a la capilla y fue aprendiendo de a poquito. Cuando don Fernando llegaba a la casa se tomaba su cafecito con mi esposo, después de la misa. Porque yo antes vivía al lado de la capilla. La capilla no tenía baño, así es que ocupaban el baño de mi casa.


Él era muy allegado a la gente. Sabía llegar a la gente. Conversaba con todo el mundo antes de empezar la misa. Estuvo viniendo en una época en que nos quedaos sin sacerdote. Se venía temprano. Le gustaba recorrer, estar con los niños. Era muy de piel. Todavía conservo la carta que me envió con las condolencias por la muerte de mi esposo…



Cuéntenos de su propia experiencia de fe.


Mi fe la vivo en comunidad. Aunque aquí no hay una comunidad grande, pero trato de llevarme bien con todos: mis hijos, mis vecinos… aunque son evangélicos y se ponen a cantar y a gritar… pero eso a mí no me importa.


Con la que he caminado siempre es con Verónica. Cuando ella empezó a preparar a sus hijas para la primera comunión no era bautizada. Ella no sabía ni persignarse. De ahí ella se aferró a mí y yo a ella también. Fuimos dando pasos juntas, hasta el día de hoy. Yo soy su madrina de bautizo, también de confirmación y de matrimonio. Vivo mi fe no tan sólo en la Iglesia, la vivo en la comunidad en general: en el pueblo, en centros de madres, cuando trabajé en el Mínimo. Allí donde he estado, he sabido comportarme, llevar la palabra del Señor, como él nos dice. Para mí Dios, el Señor, es lo más importante. En las noches, cuando ya no tengo nada que hacer, después de las novelas, apago la luz… ahí son mis momentos de oración, de reflexión: pienso cómo me ha ido en el día, qué he hecho mal, cómo me he comportado con mi hijo… todo eso.



No hemos hablado de sus hijos…
¿cuántos hijos tiene?



Tengo dos hijas: Yasna y Nilsa; y dos hijos: René y Juan… y uno que me mataron en Copiapó, el 6 de febrero de 2013, Manuel. Una mujer le dio una puñalada y se desangró. Yo le había hecho ver tantas cosas, pero no quiso escucharme… pero la vida continúa. Él está en mejor vida, porque si hubiese seguido aquí, a lo mejor estaría en la cárcel. Y hubiese sido más doloroso para mí. Es la vida que él eligió vivir. No fue porque no tuviese alguien que lo aconsejara. Yo lo reté para que fuera por el camino derecho, para que no se saliera del camino. Solo Dios sabe las cosas. Llega un momento en que como madre una ya no puede hacer nada.


Además, tengo 10 nietos y 2 bisnietos. Ha sido lindo ser abuela y bisabuela. Una malcría. Las mamás están para que críen. Uno los consiente en lo que quieren. Los veo seguido. Vienen siempre a verme.


¿Cómo vive esto de tener más años, estar más enferma?

Yo lo vivo tranquila, a pesar de que a veces, por la enfermedad, ando tan decaída que lo único que quiero es estar botada, no levantarme… al rato estoy bien y listo, se pasa… me olvido. Estoy bien, gracias a Dios.



sábado, 3 de agosto de 2019

N° 36 -  Sábado 3 de Agosto 2019

Patrona de nuestro pueblo, guíanos a Jesús -


MISIÓN ATACAMA

Comunidad Atacama SS.CC.
Diego de Almagro



PATRONA DE NUESTRO PUEBLO,
GUÍANOS A JESÚS




Fiesta de la Virgen del Carmen

Una larga fiesta de la Virgen del Carmen tuvimos este año. En efecto, las celebraciones comenzaron el 13 de julio con el traslado de la Virgen desde La Gruta al templo parroquial, y finalizaron el domingo 21 con la procesión. Nos acompañó el lema: “Patrona de nuestro pueblo, guíanos a Jesús”.




Los momentos más relevantes los vivimos el 15 y 16 de julio y el 20 y 21 de julio. El 15-16 de julio fue solo con los bailes de Diego de Almagro, y el 20-21 de julio nos acompañaron además 9 bailes que llegaron desde Tal Tal, Vallenar, Copiapó, Chañaral y La Serena.




Especialmente emotiva fue la vigilia que celebramos el 15 de julio, pues celebramos el nacimiento de un nuevo baile de nuestra parroquia: la Morenada Virgen de Fátima; y otro baile que volvía a danzar después de un receso de varios años: los Comanches, Guardianes de la Tirana Chica. Los acogimos con un signo especial:  detrás de la cruz venían todos los bailarines y bailarinas de los bailes antiguos, tomando sendas cintas. Luego fueron llamados los integrantes de los bailes nuevos para que tomaran su respectiva cinta y se pusieran en medio de todos. En ese momento una integrante del baile más antiguo, el Baile Mixto nº 1 Virgen de Los Dolores, les dio la bienvenida. Luego, cada uno de los integrantes de los dos bailes que acogíamos recibió un rosario como recuerdo de esta fecha. El sentimiento era de mucha alegría por sentir que esta Iglesia de los bailes religiosos está viva, e incluso, crece. Es mucha la gente que está detrás de cada baile: niños, jóvenes, personas de la tercera edad; son familias enteras las que, a través de la experiencia de los bailes, se vinculan a la Iglesia y, de este modo viven su fe en La Virgen y en el Señor.





Durante la vigilia tuvimos la oportunidad de apreciar el trabajo que realizan dos agrupaciones folclóricas de Diego de Almagro: LLajtaymanta y Trinares de Pueblo Hundido, que nos deleitaron con presentaciones de sayas, tinkus, huaynos, cuecas. Y, a medida que se acercaba la medianoche el ambiente se iba poniendo cada vez más eufórico. A las 12 de la noche todo era alegría, challas, gritos, vivas. En los primeros minutos del 16 de julio cantamos el himno nacional y, luego, un pie de cueca con numerosas parejas de los grupos folclóricos y los asistentes.









El 16 de julio en la tarde celebramos la misa solemne, con una asamblea que acompañaba cada signo. Las canciones en ritmos nortinos eran acompañadas por una multitud de instrumentos. Impresionante es la manera en que los bailes aclaman cuando es elevado el cuerpo y la sangre de Cristo: con un trémolo de bombos, cajas y matracas, celebrando la presencia de Jesucristo con nosotros. Y, al final, terminamos con ese himno del norte: La Virgen del Tamarugal.







Emotiva fue también la celebración de la eucaristía del sábado 20 de julio en la que recordamos a los “chinos” (así se llama a los integrantes de los bailes religiosos) difuntos. En determinado momento, cada baile fue nombrando a sus miembros fallecidos y se encendía una vela. Fue un momento solemne, emotivo, lleno de paz y gratitud. Algunos de estos integrantes fallecidos son los fundadores de los bailes o los inspiradores de la fundación de un baile. A veces, también son ellos los que hicieron la promesa de bailar siempre y de prolongar esa promesa en sus hijos y nietos. Por ejemplo, el baile Caporales de la Virgen del Carmen surgió poco tiempo después del fallecimiento de la hermana de una de las fundadoras… como una manera de recordarla. Los chinos y chinas difuntos fueron hombres y mujeres de fe que traspasaron esa fe a las nuevas generaciones. Una fe sencilla, arraigada en la vida, traspasada por la alegría de la fiesta. Por eso es una fe que canta y baila, que se vive desde una alegría fundamental que lo impregna todo.











Sin duda que un momento especial -tal vez el más importante de la fiesta- lo vivimos el domingo 21 en la mañana, pues es el momento en que se lleva a la Virgen de vuelta a La Gruta, a su casa. Es el momento en que se hacen y renuevan las promesas. Es un momento muy emotivo en que se mezcla el sufrimiento y la alegría. Nos emocionamos al ver a las guaguas nacidas recientemente ser consagradas a la Virgen, ser revestidas con el traje de los bailes. Especialmente significativo fue el momento en que Monserrat fue revestida con el traje de los Caporales de la Virgen del Carmen. Ella nació prematura y había estado dos meses hospitalizada en una condición delicada. Fue dada de alta el 27 de junio. Por eso, el gesto de revestirla delante de la Virgen estaba tan lleno de contenido: gratitud, alegría inmensa… más todavía: triunfo de la Vida por sobre la muerte, manifestación de la gracia de Dios que nos cuida, expresión de la protección y ternura de María.




Además de la dimensión litúrgica hubo muchas experiencias importantes en torno a la fiesta: la gente que trabajó en la organización, que ayudaron con el orden y la limpieza; las personas que acogieron a los bailes visitantes y les prepararon la comida. Las familias que llegaron de visita y estuvieron presentes en las celebraciones. En fin, todo un acontecimiento marcado por la alegría, la fraternidad, la fe, la fiesta. Por eso estamos felices y pudimos decir a la Virgen y al Señor al final de la fiesta: “Hemos cumplido”.





Visita del provincial y dos de los consejeros generales




Del 19 al 22 de julio tuvimos la alegría de recibir en Diego de Almagro a Fernando Cordero (España) y Thomas Sukotriraharjo (Indonesia), consejeros generales, y René Cabezón, superior provincial de Chile. Ellos llegaron en plena fiesta del Carmen, así es que pudieron sumergirse en el misterio de la religiosidad popular del norte de Chile. Además de conocer a los hermanos de comunidad, tuvieron la oportunidad de conocer algo de nuestra geografía atacameña. Quedaron especialmente impactados con el Salar de Pedernales. Un paisaje que para ellos era completamente nuevo. Así también tuvieron la oportunidad de conversar con la comunidad en el programa radial Aclaró de nuestra parroquia. Allí contaron algo de la realidad y de los desafíos de nuestra Congregación en el mundo.







Fue una visita realmente grata en la que nos sentimos, por unos días, en el centro de la atención de la Congregación. Valoramos especialmente la gran atención que pusieron a cada persona y a cada cosa que conocieron, a las largas horas pasadas apreciando la música y la danza de los bailes religiosos. Me temo que después de los días que pasaron aquí necesitaron algo de descanso para reponerse de la experiencia tan intensa que vivieron.


Trabajos de invierno de los jóvenes del Colegio Manquehue


Del viernes 12 al jueves 18 de julio se realizaron en Diego de Almagro los Trabajos de Invierno del Colegio Manquehue. Llegaron 77 jóvenes a realizar diversos trabajos en pro de la comunidad dieguina. Estos trabajos estuvieron focalizados en la Villa de Emergencia y consistieron en pintado de casas, construcción de ampliación y baño de la junta de vecinos, construcción de estructuras para sombra en las plazas.

Toda la delegación se alojó en nuestra parroquia, la cual habíamos adaptado previamente (se instalaron algunas duchas). Sin duda que quedaron un poco apretados, pero fue bueno alojarlos en nuestra casa, pues pudimos tenerlos un poco más cerca. Y como justo estaban aquí en los días de la fiesta de la Virgen del Carmen, los jóvenes participaron activamente en varios momentos. Tuvieron así la oportunidad de conocer nuestra comunidad ss.cc. de Atacama e interiorizarse con las expresiones religiosas del Norte. También nos colaboraron en la vigilia del 15 de julio con una presentación musical en la que interpretaron hermosas canciones del repertorio popular.





La gente de la Villa de Emergencia quedó muy agradecida con el trabajo de estos jóvenes que, renunciando a parte de sus vacaciones, optaron por venir a dar una manito a esta comunidad. Los jóvenes, por su parte, quedaron también agradecidos con la acogida y el cariño de las personas de la Villa.




Sin duda que estas actividades nos hacen sentir que no estamos tan lejos, y que esta comunidad de Atacama está presente en el corazón de tanta gente que pertenece a la familia de los Sagrados Corazones en el centro y sur de Chile.

Retiro Provincial

Del 8 al 13 de julio los hermanos Gabriel, Claudio y Alex participamos del retiro provincial que se realiza cada año en la Casa de Espiritualidad en Auco, al lado del Santuario de Santa Teresa de Los Andes.

Siempre es bueno darnos este tiempo para estar más cerca del Señor y los hermanos. En efecto, aunque sea un retiro de silencio, es siempre grato compartir una semana completa con nuestros hermanos de Congregación. Cada día compartimos la oración de la mañana, la eucaristía y la adoración. Y, aunque no conversemos, nos sentimos acompañados unos por otros, rezando unos por otros… apoyándonos.

Además, la belleza del lugar (los jardines, la prístina luz del sol, las montañas nevadas) ayuda a conectarse con el Señor y a entrar en lo profundo de sí mismos.





Para nuestra comunidad fue una hermosa experiencia que nos ha renovado, revitalizado, consolado. Y, sin duda, hemos regresado con más ganas de servir al Señor allí donde estamos; desafiados, también, a cuidar ese espacio de intimidad con el Señor en la vida cotidiana.

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Cataratas

Nuestro hermano Gabriel ha tenido serios problemas con las cataratas. Y no porque lo hayan empujado, sino porque había ido perdiendo poco a poco la visión por la progresiva opacidad de su cristalino. Y no cabe duda que necesita de una visión óptima por el tipo de trabajos que realiza, entre ellos la artesanía en piedra.




Es por eso que viajó a Santiago para operarse su ojo izquierdo. Gracias a Dios la cirugía fue exitosa y actualmente se recupera en la casa provincial. Esperamos tenerlo de vuelta con nosotros a fines de esta semana.


Rostros: Juan Cortés Barraza

¿En qué trabajas?

Soy profesor básico. Trabajo en la Escuela Sara Cortés. Este es el primer año que trabajo en Diego de Almagro, pues había trabajado dos años en Illapel después de que saqué mi carrera. Estudié Pedagogía General Básica, mención en diferencial en el IPECH de La Serena, donde viví 4 años. Actualmente trabajo en el Programa de Integración en la Escuela. Me gusta mucho mi trabajo.




Soy nacido en Diego y mi familia también es de aquí, por parte de papá y mamá. Mi papá trabajó mucho tiempo como camionero en el supermercado El Favorito. Mi mamá también trabajó ahí. De hecho, fue ahí donde se conocieron. Mi mamá ahora es manipuladora de alimentos en la Escuela de Inca de Oro. Mi papá es chofer de camiones en una mina también en Inca de Oro. Tengo una hermana mayor y una hermana menor.

Cuéntanos algo de tu infancia

Tuve una infancia bonita, sin tecnología. La familia por parte de mamá es muy numerosa: tengo 12 tíos/as. Tengo hartos primos/as y todos nos juntábamos en la casa de mi abuelita. Siempre me acuerdo de que nos juntábamos todos los domingos a ver a mi abuelita y jugábamos. Mi tío tenía una mueblería, así es que jugábamos con el aserrín, hacíamos teléfonos con los pedazos de madera. Tengo buenos recuerdos. Teníamos un buen pasar económico. No recuerdo que hayamos tenido dificultades. 


¿Y tu historia con los bailes religiosos?

De chico quise ser parte de algún baile. Pero ni mi mamá ni mi papá asistían a la Iglesia. Mi abuelita por parte de mamá es evangélica y por parte de papá también. Siempre intenté buscar mi religión. Tanto me gustaban los bailes que yo escuchaba un tambor y le decía a mi mamá que, por favor, me llevara a mirar. Más tarde hice mi primera comunión y cada vez me fue gustando más la religión católica. Un día decidí inscribirme en un baile. Estaba en séptimo básico. Así fue como llegué al “Baile Rojo” (“Comanches, Guardianes de la Tirana Chica”). En ese tiempo había hartos adultos, por lo que yo iba siempre último en la fila. Pero me gustaba mucho. Era el único de mi familia en el baile. Me atrajo la expresión de la fe. Esa manera de expresar el cariño a la Virgen a través de la danza.





Y ¿qué pasó después con el Baile Rojo?

Cuando yo llegué eran hartos integrantes. Pero, luego, varios se fueron de Diego de Almagro, por lo que el baile se fue debilitando. Yo había llegado a ser Tercer Jefe de baile, lo cual me hizo sentir más parte del baile (antes uno bailaba no más). Me interioricé más en lo que es un baile religioso.  Cuando salí del Liceo me tuve que ir a estudiar. Igual venía a las fiestas, pero no estaba siempre presente. En las fiestas chicas no estaba, solamente en la de julio. Y cuando empecé a trabajar ya no pude asistir más. En ese tiempo yo renuncié al baile. Sentía que si no estaba al 100 no podía seguir. Fue en esos años cuando el baile entró a receso. Fue muy difícil para mí. Por eso, apenas volví a trabajar acá, lo primero que pensé fue refundar el baile. Comencé a averiguar en qué situación estaba, hablé con la gente de la Asociación, fui conversando con las personas, preguntándoles si querían ser parte del baile. Había recibido comentarios de que la gente quería volver, pero no tenían quién se hiciera cargo. Yo lo tomé como un llamado a servir a la Iglesia a través de un baile religioso. De los integrantes actuales hay solo una integrante nueva. Todos los demás son antiguos.





¿Con qué sensación quedaste después de la fiesta?

Para mí fue una alegría inmensa. Es difícil poder expresar lo que uno siente cuando se pone el traje y sale a bailar. El ver a la gente contenta, ver a mis bailarines, a los músicos que no saben ni cómo expresar su alegría… eso me pone contento. Y el poder cumplir con la Virgencita. Eso era lo que en cada ensayo recalcábamos: nuestro propósito era volver a llegar a los pies de la Virgen bailando. Y no de paisanos -como decimos nosotros-. Se vive de una manera distinta cuando una está con el traje. Es una emoción muy grande. Nuestro propósito era bailar en esta fiesta por todos los años en que no habíamos bailado. Así es que bailamos bastante. Y hay algo que da fortaleza para poder seguir danzando, porque uno no se da cuenta ni de las horas, ni del hambre, ni del cansancio. Uno solamente se dedica a bailar… la fortaleza te la da la fe.

¿Cuál fue para ti el momento más significativo de la fiesta?

El domingo 21, cuando cumplimos las mandas. Al domingo siempre yo lo llamo “nostálgico”, porque se termina ya la fiesta y uno cumple con su manda. Ese día fue muy emocionante: el ir a dejar a la Chinita a la gruta, con la esperanza de volver el otro año para ir a buscarla nuevamente para su fiesta.

¿Qué significa para ti el gesto de subir el cerro de rodillas?

La gente critica muchas veces eso: que la Iglesia no pide el sacrificio. Pero es la manera como uno expresa su fe. Ir de rodillas para mí significa humildad. Ahí siento que la Virgen me escucha.





En un momento cortaste una pulsera que llevabas en la mano,
¿qué significa ese gesto?

Era la manda que yo tenía. Era un denario que me acompañó por mucho tiempo. En ese momento lo dejé a los pies de la Virgen, como una manera de renovar mi promesa, pero ahora ya con todo el baile.

Estar a la cabeza de una agrupación es, a veces, difícil, ¿cómo lo vives?

Sí es difícil, porque uno tiene que ser un elemento neutro dentro del baile. Yo tengo familiares y amigos, pero no puedo tomar partido así no más. Si hay un conflicto debo saber solucionarlo para que eso no sea causa de mayores problemas. Cada vez que voy a una reunión me encomiendo a la Virgen y a Jesús para que me guíen y me den el entendimiento para poder solucionar los problemas y seguir unidos. En los bailes se genera un vínculo de familia. Nos juntamos en reiteradas ocasiones, compartimos. Si algún integrante tiene un problema importante lo apoyamos. Es importante que ellos tengan la confianza para recurrir a uno cuando tengan dificultades.

¿Qué te pasa con esto de revestirte de Indio Comanche?

Para mí demuestra la humildad que quiero vivir, esa humildad de nuestros pueblos originarios. Y, también, el hecho de ser protector de nuestra Madre.

Como profesor participaste en el paro. ¿Con qué sensación enfrentas el retorno a clases?

Ha sido difícil, porque ha implicado mucho sacrificio. Hay que remar contra la corriente: los comentarios de apoderados que a veces piensan que uno lo hace por hacerle un mal a los niños. Pero tengo claro que quien no pelea por sus derechos no puede conseguir nada. Estoy contento de volver a lo que más me gusta hacer. Una cosa buena es que se ha fortalecido la relación entre los profesores de los tres establecimientos educacionales de Diego (dos escuelas y un liceo), lo cual he sido un importante logro.