MISIÓN ATACAMA
Nº 10 – 31 de julio de 2017
Editado por Comunidad Atacama SSCC – Diego de Almagro
Aparece cada 15 días. Próxima edición: 15 de agosto de 2017
La celebración
de los migrantes
Desde que llegamos a Diego, supimos de la presencia de personas deotros países en la comuna. No fue necesario que nos contaran que era así. Las vimos en las calles, en los negocios, en los servicios públicos; pero pronto las pudimos visitar en sus casas y despuésreunirnos en un lugar parroquial, en el sector Antena. Comenzó así nuestra pastoral del servicio al migrante. El tiempo fue pasando y se fueron sucediendo las reuniones de domingo a domingo a las 4 de la tarde.
Nuestros hermanos migrantes vienen, fundamentalmente, deColombia, Perú y Bolivia. Se han venido a Chile buscando mejores condiciones de vida que las que tenían en sus países. ¿Y por qué han recalado en Diego de Almagro, donde no hay tantas posibilidades de un surgimiento económico? Es una de las primeras preguntas que les hemos planteado. Al responder, se encogen de hombros, y dicen: “mi marido encontró trabajo en la minería en Calama y después lo enviaron aquí”, “nos acogieron bien y nos quedamos”, “aquí estamos tranquilos, nos gustan los pueblos pequeños”, “ya tenemos hijos chilenos”, “en realidad, todo esto lo hacemos por nuestros hijos”. Detrás de eso, no esconden su nostalgia por la patria y la familia que dejaron atrás, pero no dudan en poner el acento en lo que están viviendo hoy y en el futuro que les habla de esperanza.
En este contexto, celebramos ayer domingo las fiestas nacionales de los países de nuestros migrantes, cuyas fechas son cercanas a este domingo. Colombia celebró su fiesta nacional el 20 de julio; Perú, el28 de julio; y Bolivia lo hará el 6 de agosto. A las 4 de la tarde, ya estaba todo casi listo para empezar a la fiesta. Cerca de las 5, se dio comienzo a un acto cultural en que migrantes de Colombia, Bolivia y Perú, fueron presentando sus respectivos países. Entre medio, un notable grupo dieguino de bailes latinoamericanos llamadoYajtaimanta, presentó danzas propias de estas mismas naciones.
La fiesta continuó con unadegustación culinaria de platos típicos, colombianos, peruanos y bolivianos. No faltaron la arepa, el arroz amarillo, las papas a la huancaína, la chicha morada, y el plato paceño, entre otras ofertas. El público presente pudo compartir gratuitamente todo lo que se ofrecía. Todo concluyó con la celebración de la misa a las 7 de la tarde, con un sentido profundo de comunión y fraternidad, en contexto latinoamericano.
Fin de fiesta
Esta vez, la fiesta de la Carmelita fue más larga que lo acostumbrado. Dado que el 16 de julio coincidió este año con un domingo, los bailes religiosos de otras ciudades no pudieron venir a visitarnos, como de costumbre, en esa misma fecha. Pero lo hicieron al fin de semana siguiente, 22 y 23 de julio. Y este fue el verdadero fin de fiesta.
Los bailes locales, los de Diego de Almagro, se prepararon para recibir las visitas con un gran sentido de organización. Había que alojar y dar de comer a mucha gente. Cada grupo local acogió a un grupo visitante. Llegado el momento, la ciudad se cubrió de música, de ritmo y de colores. Durante la mañana del sábado 22, la Carmelita fue saludada frente al templo en la imagen que el pueblo venera en la gruta del cerro. Por la tarde, se celebró la misa de los bailes, en plena calle Torreblanca, que incluyó el bautismo de varios hijos de miembros de estos mismos grupos. Por la noche, Diego vibró con el carnaval de los bailes. El domingo 23 por la mañana, la imagen fue devuelta al cerro en larga procesión; allí los promeseros cumplieron lo prometido y fueron recordados los “chinos” (danzantes) fallecidos. Todo concluyó con la procesión y misa de despedida por la tarde.
Todos quedamos felices. Fue “una gran fiesta de familia”, se dijo. Cada baile con su sello propio, aportó lo suyo dando un testimonio de fe, de devoción, de alegría de ser creyentes, que se agradece. En estos días, nadie queda indiferente en Diego. Incluso la gente que habitualmente no se acerca al templo, estaba allí en la calle participando de un acontecimiento que, por muchos motivos, sobrecoge. Los danzantes se veían cansados, pero desbordantes de alegría. “Esto no es un show, no es un espectáculo” – dijo alguien. Es más bien una expresión de fe de gente común y corriente, que se transforma expresando algo que es más emocional que racional, pero que refleja mucho de Dios. Algo que se siente, que conmueve y que nos hace más sensibles.
Nos cambiamos debarrio
Y aunque la casa esté “casi” lista, mañana martes 1 de agosto nos trasladaremos a vivir en la Manzana 13, casa 12, de la villa de emergencia. Lo del “casi” es porque falta terminar la instalación eléctrica, y conseguir enseguida la aprobación oficial y el empalme, que debe entregarnos EMELAT, la empresa eléctrica de Atacama. Mientras tanto, nuestra vecina nos prestará electricidad para lo más esencial; bastará un buen alargador. De verdad, estamos ansiosos por habitar en nuestro nuevo barrio. Mañana al atardecer, celebraremos juntos la eucaristía en la casa que hemos construido, dando así un debido inicio a esta nueva etapa de nuestra vida en Diego: daremos gracias a Dios por todo.
Aprovechamos de compartir nuevas fotos de nuestra vivienda; pero, sobre todo, aprovechamos deagradecer a tantas buenas personas de Diego como de fuera de Diego, que nos han colaborado para que todo este proyecto de casa en la villa de emergencia fuera posible. Ellas saben bien todo lo que les agradecemos.
Un poco más de historia
El viejo
Pueblo Hundido
Según el escritor pueblohundiano Tussel Caballero Iglesias, nacido en la actual ciudad de Diego de Almagro en 1930, un grupo de jóvenes al que él pertenecía realizó un particular censo de población en el entonces Pueblo Hundido. Cuenta que, en ese tiempo, el pueblo tenía a la entrada un letrero que decía, “Pueblo Hundido. 500 habitantes”, información que le merecía muchas dudas a dicho grupo. Entonces, se pusieron de acuerdo en comenzar a contar a todas las personas que realmente vivían en el lugar. “No estábamos facultados para hacerlo” – señala el escritor; “así que tuvimos que hacer el censo contando de memoria a las personas que vivían en determinadas casas, y como los conocíamos a todos, la tarea no fue difícil”.
El resultado fue que se censó a 987 personas. Con este dato, una noche botaron el letrero de los “500 habitantes” y colocaron uno nuevo que decía: “Pueblo Hundido. 1000 habitantes”. Y comenta el escritor: “Mucha gente, al leerlo, debió sorprenderse. ¿Cómo, en tan poco tiempo, hemos crecido tanto?”
Seis fueron las primeras calles de Pueblo Hundido, cuando se decretó su ordenamiento como pueblo o villa. Todas ellas permanecen en el actual Diego de Almagro. Son: Juan Martínez, Rafael Torreblanca, Jotabeche, Montandon, Ferrocarril y Vivar. La calle central que atraviesa el pueblo de este a oeste es la que rinde homenaje a Juan Martínez Bustos; y su paralela hacia el norte, a Rafael Torreblanca Dolorea. Ambos fueron oficiales del batallón Atacama en tiempos de la guerra del Pacífico. Jotabeche hace memoria del escritor y periodista José Joaquín Vallejo, en lo que fue su seudónimo.Montandon recuerda al ingeniero George Edgar Montandon, que construyó la línea ferroviaria de Potrerillos a Barquito, al sur de Chañaral. El nombre de la calle Ferrocarril resulta obvio, dado el carácter de “punta de rieles” que tuvo en su origen nuestro pueblo minero. Y el de la calle Vivar, se debería a Gerónimo de Vivar, testigo presencial de la expedición de Diego de Almagro en Atacama y cronista de esa aventura.
Nuestro templo parroquial está ubicado en una de las esquinas de Torreblanca con Ferrocarril. En la misma avenida Torreblanca, conocida también antiguamente como la Calle Ancha, hay otros dos templos religiosos: uno pentecostal y otro adventista. Pero no siempre fue así. Los historiadores de la época la recuerdan como “la calle del pecado”. En ella se instalaron numerosas “salas de baile” o “cabarets”, con nombres como Luna Park, Cómo nos cambia la vida o Los tres anhelos. Poco a poco, la calle fue sacudiéndose de ese estigma.
Breves
Misión vocacional. Desde el martes 18 al viernes 21 de julio, un grupo de tres jóvenes de nuestras pastorales SSCC realizaron un tiempo de misión en la localidad de Inca de Oro, 50 kilómetros al sur de Diego de Almagro. Ellos fueron Francisco y Claudio, de La Unión (Chile) y Alan, de Buenos Aires (Argentina). Los acompañaron nuestros hermanos Matías Valenzuela, Pedro Pablo Achondo y Rafael García. En Inca, visitaron familias, realizaron un taller bíblico, compartieron intensamente la fraternidad y tuvieron momentos de reflexión y oración en medio del desierto de ese lugar. Su estadía la concluyeron en Diego, haciéndose parte de la fiesta de la Virgen, junto a los bailes religiosos.
Visitas. Entre los días 18 y 24 de julio estuvo de visita en nuestra comunidad, Cristián Cárdenas, hermano gemelo de Javier; el impresionante parecido entre ambos provocó alguna simpática confusión entre nuestros parroquianos. Su grata presencia fue ocasión para que compartiera nuestra vida común, colaborara en los pasos finales de la construcción de nuestra nueva casa y paseara por algunos lugares cercanos. Durante el lunes 24 visitamos juntos el Salar de Pedernales (a 3.552 kms. de altura), con el cerro Doña Inés en el fondo y cerca de La Ola, donde nace el río del mismo nombre. Nos preparamos ahora para recibir en agosto a los papás de nuestro hermano Rafael García.
Regreso de Enrique. Después de haber estado una semana en Brasil predicando retiro a los hermanos SSCC de ese país, Enrique regresó a Diego ayer domingo 30. Llegó algo cansado, pero muy contento de la experiencia vivida. Lo hizo a la hora precisa en que comenzaba la fiesta de los migrantes en nuestra parroquia Espíritu Santo.
Semana teológica. Desde el 7 al 10 de agosto, se realizará en Copiapó la habitual semana teológica de cada año, organizada por la vicaría pastoral diocesana. El contexto propuesto para los temas de la semana, ha sido expresado de esta manera: “Escuchar y contemplar desde la experiencia del Evangelio, para poder incidir en las realidades temporales por medio del anuncio y del servicio caminando por la senda de la comunión entre fe y vida”.
Horn, el “Charro”. No solo en la construcción y en la pastoral destaca nuestro hermano Walter Gabriel, también se ha hecho famoso cantando rancheras mexicanas en momentos de fiesta, como lo fue nuevamente ayer con ocasión de la celebración de los migrantes. A pedido del público, volvió a cantar que “no es monedita de oro”, pero que “sigue siendo el rey”. Don Walter, padre Gabriel, el padre Charro, sigue acumulando nombres y sobrenombres.
Cumpleañeros. El mes de agosto nos anuncia algunos cumpleaños de gente muy cercana. Nuestro querido diácono permanente Raúl Orellana completará sus 88 años el 16 agosto. Y Gabriel Horn, sus 65, el 21 de agosto.
Rostros
Carola Padilla Villarroeltiene 29 años de edad, nació en Cochabamba, Bolivia, es médico de profesión, y llegó a Diego de Almagro hace apenas seis meses. Un mes antes había llegado a Chile. Hoy, ejerce su profesión en nuestra comuna, participa activamente en una comunidad cristiana y contagia con su alegría y juventud la emergente pastoral del servicio al migrante de nuestra parroquia Espíritu Santo.
Carola, ¿por qué te viniste a Chile y cómo llegaste a Diego?
Me titulé de médico en mi país, muy joven, a los 25 años. Trabajé un tiempo en Cochabamba y me vine a Chile entusiasmada por una amiga chilena que aquí me abrió los brazos. Postulé enseguida a un cargo en un centro de diálisis que se inauguraba en Diego de Almagro. Quedé seleccionada y me vine de inmediato. Con el tiempo, he agregado unas horas médicas en la dirección de tránsito de nuestro municipio, haciéndome cargo del examen psicotécnico.
¿Y qué tal te encuentras aquí en Diego?
Estoy muy contenta. Estoy feliz ejerciendo mi profesión aquí junto a mis queridos pacientes renales, quienes me acogen cada día con muchísimo cariño. Mis pacientes son lo más lindo que tengo, junto a la comunidad cristiana de base a la que me he integrado.
¿De qué comunidad se trata?
De la comunidad san Alberto Hurtado. Allí me han acogido como una hija. Soy la niña consentida de la comunidad.
Se te ve muy entusiasmada con tu fe cristiana, siempre participas en las celebraciones…
Sí, desde niña participé en la Iglesia en mi país, pero fue a los 14 años, cuando hice mi confirmación, que me comprometí más con la Iglesia.
¿Qué es lo más difícil al dejar el propio país e integrarse en otra realidad?
Sí que es difícil. Cuesta acostumbrarse a estar sola. Lejos de mis padres, de la familia, de la patria, de nuestras costumbres. En todo caso, mi experiencia está siendo muy linda aquí. Lo digo de verdad. Por supuesto, soy boliviana y amo a Bolivia. Pero insisto, estoy feliz aquí.
¿Participaste en el encuentro cultural de migrantes de ayer domingo?
Sí, por supuesto, junto a Cinthya, otra boliviana, y con la ayuda de personas de mi comunidad, preparamos algunos platos típicos lo mejor que pudimos, aunque nos faltaron algunos ingredientes típicos de nuestro país. Disfrutamos mucho de este encuentro en el que anticipamos nuestro día nacional del 6 de agosto.
Sí, me quedaría. Más bien, pienso quedarme. Di el examen de UNACOM, que exige Chile para los médicos extranjeros y creo que me fue bien. Estoy esperando los resultados. Me gustaría especializarme. Siempre soñé con ser dermatóloga, aunque mi trabajo con los enfermos renales me ha abierto una ventana hacia la nefrología; pero ya veremos. Me gustaría desarrollarme como médico en Chile, tengo aquí mayores posibilidades. Además, me han tratado tan bien…
Y Carola continúa su camino en medio de nosotros, aquí en Diego, como una joven más, desplegando simpatía y amabilidad. Nunca se ufana de ser médico y nadie lo sospecharía si no lo sabe de antemano. Si ella dice, “me han tratado bien”, es porque ella, primero, sabe tratar con especial sencillez y sensibilidad a todo el mundo. Carola es la persona indicada para descartar prejuicios y para acercar a pueblos que siempre debieron ser muy hermanos.
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