viernes, 31 de mayo de 2019

MISION ATACAMA
Nº 6 – 30 de mayo de 2017
Editado por Comunidad Atacama SSCC – Diego de Almagro
Aparece cada 15 días. Próxima edición: 15 de junio de 2017




Para tener en cuenta

Después del temporal de lluvia que volvió a afectar a Diego de Almagro y otras localidades de Atacama, hemos reflexionado mucho sobre lo ocurrido. De nuestras conversaciones, hemos tomado algunas notas, para tener en cuenta…

Lo malo

1. El cambio climático llegó para quedarse en Atacama. Estos fenómenos ya no ocurren “una vez cada 50 años”. También pueden ocurrir cada 2 años, y quién sabe si con mayor frecuencia.
2. El pasado 13 de mayo, no solo llovió en la cordillera (como en 2015), desbordando el curso del río, sino que llovió sobre el valle mismo y también sobre la costa, en Chañaral. Esta lluvia sobre el valle provocó que diversas quebradas ubicadas en el norte y sur de la ciudad, se llenaran de agua y cayeran sobre la ciudad. Esto provocó daños no contemplados en 2015.
 3. De esta manera, si bien el desborde del río fue menos intenso que la vez anterior, el daño fue más extenso, porque alcanzó a lugares más amplios de la ciudad.
 4. Se ha tratado, desde luego, de un “desastre natural”. Pero no solo eso, queda claro que a la acción de la naturaleza se ha sumado una errónea intervención humana. Al ser construidos caminos y puentes, no se han tomado en cuenta las consecuencias que pudiere provocar una intervención de este tipo. Ha habido un análisis deficiente de la situación con la consiguiente carencia de previsión.
5. Desde el desastroso aluvión de 2015 no se ha realizado ninguna medida de mitigación en vistas de evitar un daño similar. El cauce del río ha sido mínimamente intervenido y las casas destruidas entonces se han vuelto a reconstruir en el mismo lugar. No existe un plan regulador que impida construir en localidades de alto riesgo.
6. El 13 de mayo de 2017, una total de 170 viviendas fueron dañadas por el temporal de lluvia, en diverso grado. Varias familias, por segunda vez en dos años, volvieron a perderlo todo. Desde entonces, los niños llevan 15 días sin clases, el sistema de alcantarillado vive una situación crítica, las calles permanecen emitiendo un polvo en suspensión que perjudica la salud, especialmente de ancianos y niños.
7. Son comprensibles, entonces, los sentimientos que experimentamos muchos de los habitantes de Diego de Almagro: tristeza, rabia, impotencia.

Lo bueno

 1. Diego de Almagro sabe ponerse de pie. Ha aprendido a ser resiliente. Una vez más ha demostrado que su gente es valerosa, emprendedora y solidaria.
 2. Hemos recibido ayuda de muchas personas, cuyagenerosidad agradeceremos siempre. De una u otra manera nos han hecho llegar esa ayuda, en bienes, en dinero, y, sobre todo, en transmisión de ánimo, cariño y fortaleza.
3. Hemos experimentado la fuerte solidaridad eclesial que nos anima en esta Iglesia de Atacama. El personal y diversas instancias de la diócesis de Copiapó han estado cerca en todo momento; como también nuestras parroquias hermanas de Caldera, Chañaral y El Salvador.
 4. Hemos sabido de la generosidad delos jóvenes de nuestra parroquia, quienes se movilizaron de inmediato para visitar y apoyar a los albergados, ayudar en la limpieza de las casas y repartir víveres a los más damnificados.
5. Hemos vivido la capacidad de organización de hombres y mujeres de nuestra parroquia para coordinar y distribuir oportunamente la ayuda, pero sobre todo su amor incondicional por el otro que estaba sufriendo más.
6. Hemos podido coordinarnos positivamente con las organizaciones dependientes de la municipalidad de Diego de Almagro y de la gobernación provincial de Chañaral.
7. Hemos aprendido a estar juntos, a acompañarnos, y a servirnos unos a otros sin distinción alguna, como una sola gran familia. Y a reconocer en todo esto una oportunidad más para dar razón de nuestra esperanza puesta en Jesús y su Evangelio.


Encuentro en Ecuador

Ayer lunes 29 de mayo, regresó desde Ecuador nuestro hermanoJavier Cárdenas, quien estuvo allí participando en un encuentro de formación permanente, como parte de un grupo de 17 sacerdotes jóvenes de nuestra congregación, residentes en América Latina. Fueron 13 días dedicados a “reflexionar juntos la vida y la misión a la que hemos sido llamados, buscando generar miradas comunes, así como profundizar nuestro sentido de pertenencia congregacional”. 



La reunión se realizó entre el 15 y el 26 de mayo en una casa perteneciente a las Hermanas SSCC de Ecuador, situada en Conocoto, cerca de Quito. Los participantes, que provenían de siete países, fueron acompañados por Guillermo Rosas (Chile), Hilbar Loyaga(Ecuador) y Arley Guarín (Colombia); y por Martín Königstein(Alemania), como acompañante espiritual. Le preguntamos a Javier:

¿Con qué impresión llegas a Chile después de este encuentro?
Vengo muy contento, feliz por haber vivido este reencuentro con hermanos de otros países con quienes compartimos diversos momentos de nuestra formación religiosa. De hecho, constituimos la primera generación de religiosos de la congregación que somos fruto de la llamada formación interprovincial; una formación que rompió fronteras y que nos aproximó como hermanos SSCC.

¿Cómo describirías el ambiente en que se desarrolló este encuentro?
Se vivió en un clima de fraternidad excelente. Se combinó bien el trabajo personal y comunitario, con los tiempos de oración, el descanso y el deporte. Analizamos temas relacionados con las constituciones de nuestra congregación, con el cuidado de sí mismo y la calidad de vida, con el aporte del papa Francisco a la vida religiosa, que culminaron con tres días de retiro a cargo de Martín Königstein. Tanto el aporte de Martín como del equipo a cargo fue muy bueno. Además, nuestras hermanas SSCC nos acogieron con mucho cariño.

¿Tuvieron oportunidad de visitar otros lugares?
Sí, particularmente el hermoso casco histórico de Quito, el santuario de la Virgen del Quinche, la tumba del obispo Leónidas Proaño en San Antonio de Ibarra, y la Capilla del Hombre en la casa del pintor ecuatoriano Guayasamín.

¿Algo más?
Bueno… Es interesante destacar que siempre estuvo muy presente en medio de nosotros un hermano colombiano fallecido hace poco: León Silva. Él pertenecía a nuestra generación y siempre soñó con estar en algo así. Y otra cosa, que es muy interesante: este encuentro nos sirvió para reforzar nuestra conciencia de solidaridad latinoamericana, y de allí surgió la idea de proponer la creación de una comunidad misionera interprovincial.

En los días previos a este encuentro, Javier y Pedro Pablo Achondo, pudieron visitar la Amazonía peruana, donde reside un tío materno de Pedro Pablo, en Pucallpa. Desde allí se movilizaron a la localidad de Iparía, junto al río Ucayali, donde conmemoraron un hecho que marcó mucho sus vidas: hace 10 años, realizaron ambos una misión itinerante de tres meses en la Amazonía brasileña.  




Levantando la casa

Día tras día, poco a poco, se ha ido preparando nuestro sitio en la villa de emergencia, aquí en Diego de Almagro, para instalar allí nuestra casa definitiva. Ante la obligada ausencia de Javier y Enrique durante la semana recién pasada, Gabriel y Rafael fueron quienes pusieron el hombro. Ambos avanzaron en la colocación de los “pilotes” sobre los que se asentará nuestra vivienda, en la Manzana 13, sitio 12. Se ha tratado de una tarea que exige extrema precisión a fin de fijar con exactitud la nivelación de dichos pilotes. 



Durante esta semana que se inicia, comenzaremos a situar los paneles que serán parte del piso, para seguir enseguida con los paneles laterales y el techo. Naturalmente, nuestro ingeniero es Gabriel, y los demás, obedientes jornaleros que trabajan según su capacidad, habilidad y edad. No es posible fijar aún el término de toda la faena, porque una construcción implica muchos pequeños detalles. Pero hemos descubierto que lo más hermoso es el proceso mismo de levantar juntos la casa. Eso solo ya nos entusiasma, mientras crece moderadamente la ansiedad por habitarla pronto. Agradecemos a todos los que nos ido ayudando a que esto vaya siendo posible.


Un poco más de historia


Al ser Pueblo Hundido un “epicentro ferroviario”, su vida social, cultural y económica se fue haciendo cada vez más compleja. Esto empujó a los pueblohundianos a organizar su convivencia. Fueron apareciendo así numerosas organizaciones sociales. Los protagonistas de estas actividades fueron los comerciantes, y especialmente loscomerciantes mineros. En menor grado, la municipalidad correspondiente (Chañaral) y los escasos empleados públicos.

Ya en 1919, se organiza el “comité pro creación y reconocimiento de la localidad de Pueblo Hundido como Pueblo”. En 1923, se crea el “comité pro-plaza” y en 1925, la Cruz Roja local. En 1928, un club de tiro al blanco y un comité pro-fiesta de la primavera. En 1929, la Acción Juvenil Católica. Se siguieron las organizaciones deportivas de fútbol y básquetbol; en 1930 se funda el famoso club deportivo Almirante Latorre. En 1937, surge el sindicato profesional de Obreros Mineros. En política, en 1939, se constituye el Frente Popular de Pueblo Hundido. Y podríamos seguir.

Lo interesante de todo es que se fue formando en Pueblo Hundido un fuerte tejido social que originó un creciente anhelo de autonomía, que algún día culminaría con la constitución de la comuna de Pueblo Hundido, en 1972. Según el sociólogo Marcos Parada, esto demostró que “Pueblo Hundido llegó a un punto en que ya no soportaba un gobierno externo, que los problemas del asentamiento se debían a la administración centralizada en Chañaral, que el asentamiento poseía las potencialidades para una administración autónoma, y que un gobierno local autónomo sería sinónimo de progreso”.
Como lo hemos señalado anteriormente, fue en 1977 cuando el gobierno central determinó cambiar el nombre de Pueblo Hundido por Diego de Almagro. 






Breves

Pueblo azul. Ansioso primero, emocionado y eufórico después, estuvo nuestro párroco Enrique el pasado 20 de mayo. Reconocido futbolero e hincha fiel de la Universidad de Chile, disfrutó del campeonato obtenido por la “U” en horas de la tarde de ese día. Sumándose al “pueblo azul” de Diego, que es numeroso, celebró junto al icónico monumento al minero, en el centro de nuestra ciudad.

Servicio al migrante. En la tarde del domingo 21 mayo, nuestra parroquia Espíritu Santo inauguró formalmente su pastoral de servicio al migrante. En el salón parroquial del barrio Antena, nos reunimos con un grupo de 25 personas, provenientes de Bolivia, Perú y Colombia. El encuentro fue muy grato. Después de un intercambio destinado al mutuo conocimiento, se recogieron las principales inquietudes y necesidades del grupo, se oró en común y se compartió una once preparada por la comunidad del sector. Con igual éxito, se repitió este encuentro el recién pasado domingo 28 de mayo.

Militares en Diego. Inmediatamente después del temporal de lluvia del 13 de mayo, un destacamento de 120 militares llegó a Diego de Almagro desde Antofagasta. Estuvieron 10 días en la ciudad colaborando en la limpieza de casas y calles, y entregando agua en camiones aljibes. El domingo 20 de mayo, Enrique y Gabriel fueron invitados a compartir con ellos un momento de oración, al cerrar el día.

Reuniones en Santiago. Enrique Moreno estuvo en Santiago participando en reuniones de la congregación. El martes 23 reemplazó a Javier Cárdenas en la reunión de responsables de comunidades. El miércoles 24 y el jueves 25 participó en la reunión de párrocos de la congregación en Chile-Argentina. Son 9 las parroquias atendidas por la provincia de Chile, incluyendo ambos países: en Diego de Almagro, Viña del Mar, Santiago (3), Concepción, Río Bueno, La Unión, y Libertad (Argentina).

Preparando la fiesta. En estos días, nuestra parroquia Espíritu Santo está preparando la celebración de su fiesta patronal en el día de Pentecostés, este 4 de junio. Ese mismo día, recibirá el sacramento de la confirmación un grupo de jóvenes adultos, de manos de nuestro obispo Celestino Aós. El día anterior, en la noche del sábado 3, toda la comunidad vivirá una vigilia animada por los jóvenes de la Pastoral Juvenil, luego de la reinauguración de la capilla San Alberto Hurtado, que fuera destruida hace un par de años por un incendio intencional.


Rostros


Don Maximiliano Guzmán López completará sus 90 años en noviembre próximo. Y está lúcido, activo; con la mente despierta y el espíritu atento a todo lo que ocurre. Desde los 12 años es poeta. En tres momentos de su vida ha vivido en Diego de Almagro por algún tiempo. “En total completo 8, viviendo aquí”, nos dice. Y agrega que ahora se queda aquí en Diego hasta el final, donde vive con su hijo. “A esta edad ya no estoy para moverme mucho”, agrega sonriendo. Lo conocimos cuando, recién llegados a Diego, pidió permiso para leer un poema al final de la misa: era un homenaje al aniversario de la parroquia.  

¿Dónde nació usted, don Maxi?
Yo nací el 9 de noviembre de 1927, en la oficina salitrera Cecilia, en la región de Antofagasta. Pero, de chico, me crie en Arica, adonde se trasladó la familia. Allí viví 52 años.

¿Cuál ha sido su actividad laboral?
Me inicié barriendo las bodegas de la Citroen en Arica. Al poco tiempo me nombraron jefe de bodega. Después me fui a la Peugeot porque allí me doblaron el sueldo. Enseguida estudié dibujo técnico y, con el tiempo, fui profesor de dibujo técnico en la Universidad del Norte, durante 12 años, y en Inacap, durante 16 años. Todo en Arica.

Usted dedicó entonces 28 años de su vida a la docencia. ¿Qué significó esto para usted?
Fue una experiencia muy hermosa. Lo que más disfrutaba era la relación con los jóvenes que eran mis alumnos. Ellos me querían mucho. Me celebraban siempre mi cumpleaños. Ser docente es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, después de mi esposa Doris…

¿Cómo fue su matrimonio con Doris?
Nos quisimos demasiado… (se emociona). Ella murió hace 18 años. Cuando nos casamos, ella tenía 15 años y yo 24. Fue una mujer maravillosa, que me hizo mucho bien. Tuvimos 10 hijos, pero sobreviven 6. Era una mujer muy católica. Yo era un cristiano a mi manera, si había fútbol y había misa, yo iba a jugar fútbol. Pero Doris me ayudó a comprometerme más con la Iglesia. Cuando criábamos a una nieta, la acompañamos en la preparación a su primera comunión y, para sorpresa mía, nosotros también teníamos que ser catequistas. Tenía entonces que ser responsable, y tuve que sacrificar algunas veces el fútbol. Después de la catequesis, formamos tres comunidades cristianas. La verdad es que la fe me ha sostenido mucho en mi vida.

¿Cómo se mantiene usted tan bien, don Maxi?
Es que fui deportista toda mi vida. Hice fútbol, básquetbol, atletismo. Siempre jugué fútbol, jugando como lateral derecho, pero llegando arriba, lanzando centros. Era muy rápido, porque en atletismo corría los 100 y los 200 metros. Me decían “Remolino”, porque juntaba a mis adversarios y los confundía con mi rapidez.

¿Cuándo escribió su primer poema?
Fue a los 12 años, un poema amoroso a una niña que la encontraba muy linda. Pero me fue mal, no me hizo caso. Siempre seguí escribiendo. Y escribía porque yo no tenía habilidades orales. Tenía ideas y sentimientos, pero no sabía expresarlos oralmente; entonces, me decidí a escribirlos, y me di cuenta que me resultaba bien. En Arica organizamos incluso un grupo literario de poetas…

¿Cuál es el “material de su poesía?
Yo escribo de diferentes cosas, pero siempre relacionado con los hechos que acaecen en la vida. ¿Se acuerda de ese accidente en 2008, cuando murieron cerca de Putre ocho niñas de un colegio de Santiago? Escribí un poema que titulé “Ocho angelitos en el cielo”. Y lo envié al colegio, pero nunca me respondieron. Después murió otra niña. En total, fueron nueve. Escribí también sobre un viejo campesino aymara que tocaba la tarca en Arica, en la esquina de las calles 21 de Mayo y Colón. Me emocionaba verlo porque su cara se parecía mucho a la de mi papá. Un día lo atropelló un camión y lo mató. Escribí entonces el poema “Don Osvaldo”. Así se llamaba ese hombre. En otra ocasión, conocí a una campesina joven, muy bonita, que vendía fruta en bicicleta. Me llamaba la atención que, para ofrecer sus productos, siempre hacía señas con las manos. “Es que es sordomuda” –me dijeron. Entonces escribí “La frutera silenciosa”. Y así pues…


Y mientras nos despedimos, don Maximiliano nos muestra el único libro que tiene publicado. Fue en 2011. Su título es “Poemas de las palabras simples”. Financiada la edición por él mismo, solo pudo publicar 160 ejemplares. “Este fin de año sacaré un segundo libro”, nos dice, mientras se dispone a tomar un bastón que lo ayuda a caminar por las calles de Diego. Una idea le da vueltas por la cabeza, ¿por qué no crear un círculo literario con personas mayores en Diego de Almagro? “No es mala idea", se dice a sí mismo. A los casi 90 años de edad…



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