MISION ATACAMA
Nº 8 – 30 de junio de 2017
Editado por Comunidad Atacama SSCC – Diego de Almagro
Aparece cada 15 días. Próxima edición: 17 de julio de 2017
Se vienen las
fiestas
Mañana comienza el mes de julio, y con julio se vienen las fiestas de nuestra señora del Carmen en Diego de Almagro. Las celebraciones estarán a cargo de los bailes religiosos de la comuna, organizados como asociación de bailes religiosos “Fernando Ariztía Ruiz”, en memoria del querido obispo de Atacama fallecido en 2003. Todo comenzará el viernes 7 de julio, cuando la imagen de la Virgen, situada en una ladera del oeste de la ciudad, será trasladada al templo parroquial. Comenzará entonces el rezo diario de la novena, a cargo de los diferentes bailes y de organizaciones pastorales de la parroquia. Se llegará así al domingo 16, en cuya tarde se realizará una solemne procesión en torno a la plaza diegoalmagrina, que culminará con la celebración de la eucaristía en el templo, a las 18:30 horas.
Pero estas fiestas tendrán una segunda parte el sábado 22 y el domingo 23. El sábado tendrán su participación los bailes invitados junto a los bailes locales, se celebrará la eucaristía a las 16:30 y se continuará con la danza del fuego y el carnaval cristiano de los bailes religiosos. El domingo en la mañana se realizará el regreso de la imagen de la Virgen, desde el templo a su sitio habitual, y el cumplimiento de las promesas. Por la tarde, tendrá lugar la eucaristía de despedida, seguida de una nueva procesión por las calles de la ciudad.
Un poco más de historia
El Padre Negro
En el próximo lunes 3 de julio, se cumplirán 72 años de la repentina muerte del Padre Negro, a quien la Iglesia de Atacama volverá a recordar con especial admiración y cariño. Pero, ¿quién fue el Padre Negro? Fue un religioso y sacerdote franciscano, colombiano, nacido en el pueblo de Robledo (Medellín) el 1 de febrero de 1877, hace 140 años. Fue ordenado sacerdote en su patria en 1916, cuando tenía 39 años de edad, y llegó a Chile en 1920, afincándose en Atacama en 1921 hasta su muerte, en 1945, cuando tenía 68 años de edad, y oficiaba de párroco en Caldera.
Su nombre de nacimiento fue Juan de Dios Sierra y Velásquez. Tomó el nombre de Fray Crisógono cuando se hizo franciscano, pero, en Atacama, la gente lo bautizó con afecto como Padre Negro, por el color moreno de su piel. Al mismo fraile franciscano le gustaba mucho este apodo. Su primera parroquia fue Punta Negra, en lo alto del valle de Copiapó. Pero, muy pronto, se transformó en un misionero itinerante que lo llevó por muchos asentamientos tanto rurales como mineros. Así llegó también a nuestro entonces Pueblo Hundido, evangelizando y construyendo. En 1933, instaló entre nosotros una cruz en uno de nuestros cerros cercanos, el que desde entonces se llama simplemente el Cerro de la Cruz. Enseguida asumió la tarea de construir la capilla de Pueblo Hundido, la que posteriormente fuera demolida para dar lugar a un templo más definitivo.
Son muchas las leyendas que acompañan hasta hoy la memoria del Padre Negro. Se dice que tenía condiciones de vidente, que acertaba con vaticinios notables, que tenía el don de estar en dos lugares distintos al mismo tiempo; pero lo que no es leyenda, sino verdad pura, es que fue un hombre de Dios que recorrió Atacama anunciando el Evangelio de Jesús con pasión, socorriendo pobres, consolando afligidos, colocando cruces en los cerros, levantando grutas y capillas, y haciéndose en todo “atacameño con los atacameños”. Gracias a él, los bailes chinos de La Candelaria fueron reconocidos como bailes religiosos por la jerarquía de la Iglesia.
En su funeral, en la ciudad-puerto de Caldera, el entonces provincial franciscano Polidoro Van Vlierberghe señaló: “Lo que predominaba en este venerable sacerdote era una bondad que se desbordaba ante el más pequeño achaque y el más mínimo dolor; una bondad efectiva que acudía solícita en auxilio de los que gimen, bondad penetrante que consolaba cicatrizando y curando las llagas del alma y del corazón y se manifestaba en todas sus acciones”.
De Diego a la selección
Pocos saben que el futbolista chileno Martín Rodríguez, actual seleccionado nacional, nació en nuestra ciudad de Diego de Almagro. Fue un 5 de agosto de 1994, hace 23 años. Su club actual es el Cruz Azul de México, pero antes jugó en Chile por Huachipato y Colo-Colo.
Su carrera futbolística la comenzó a los 10 años de edad, cuando ingresó a una escuela de fútbol aquí en Diego. A los 13 años dejó su pueblo natal para ir a probarse a Universidad de Chile. Con mal ojo, su entrenador en la U no lo consideró debido a su bajo peso y estatura. Más visionario fue el club Huachipato que se lo llevó a Talcahuano, donde inició su carrera profesional. Arturo Salah, entonces entrenador del club, lo promovió al primer equipo cuando Martín tenía solo 16 años de edad; y en 2012, Martín fue campeón con Huachipato. Sampaoli primero, y después Pizzi, lo han llamado a la selección nacional. El pasado 25 de junio marcó el empate de Chile contra Australia.
En más de una ocasión, ha saludado a su gente de Diego a través de los medios de comunicación. Les ofrecemos a continuación un extracto de una entrevista a Martín Vladimir Rodríguez Torrejón, publicada en el diario La Tercera del 01 de agosto de 2015.
¿Influyó el físico cuando fue a probarse a la U y no quedó seleccionado?
No sé, en la U me dijeron que era muy chico, muy flaco y que tenía que volver después, más adelante. Pero al final decidí no volver, me quedé jugando en el norte.
Al final, se fue desde el norte a Huachipato…
Sí, jugando un campeonato amateur con mi equipo de Diego de Almagro, en Los Vilos, me vieron de Huachipato y me llevaron para allá. Así fue como empezó mi sueño de ser jugador.
Diego de Almagro, que este año 2015 lo ha pasado muy mal…
Le ha tocado difícil, pero tengo los mejores recuerdos de mi pueblo. Allá despertaba y me dormía jugando baby-fútbol. Lo único que hacía con mis amigos era jugar a la pelota, con unos arcos de palo, qué sé yo, armando arcos con piedras. Son recuerdos muy lindos que llenan mi mente.
¿Lo del aluvión que afectó al norte este año, cómo lo vivió?
¡Uff…! Fue muy fuerte, por mi pueblo, mi gente, mi familia, que perdió todo lo material. Pero bueno, hoy todos están bien y con buena salud, y al final eso es lo más importante.
Usted mismo viajó desde Talcahuano para ayudar, ¿verdad?
Sí, traté de aportar con mi granito de arena, y vi que toda la gente estaba muy unida en ese entonces y que querían salir adelante como pueblo. Eso fue una inyección anímica muy importante para mí, también.
En definitiva, fue uno más…
Sí, agarré una pala y una carretilla para ayudar a mis tíos a sacar el barro y los escombros. Ni te imaginas cómo fue eso. De verdad fue muy fuerte.
Nuevos avances
en Manzana 13
El sábado 13 de mayo fue la fecha de nuestro primer paso de instalación en el sitio 12 de la manzana 13 en la villa de emergencia. A los pocos días comenzó la intervención del terreno con las tareas de limpieza. Desde aquella fecha hasta ahora ha pasado poco más de un mes y medio, y los avances están a la vista. Pueden ustedes apreciarlos en las imágenes que acompañamos. Es bastante probable que, comenzando agosto, ya estemos viviendo allí.
Revisión de vida
Durante los días 26 y 27 de junio, nuestra comunidad SSCC se trasladó a la ciudad de Caldera, para realizar allí nuestra “revisión de vida” de fin de semestre. Se trata de una sana costumbre comunitaria que pretende compartir la vida personal tal como la ha visto cada uno y tal como ha sido vista por los demás. Este ejercicio de revisión lo hemos podido hacer en un clima de mucha confianza y mutua ayuda. Hemos quedado muy contentos con este encuentro, que lo realizamos en una casa del obispado de Copiapó que está situada junto al mar, frente a la Playa Mansa de Caldera.
El día martes 27, después de saborear un típico plato costero en El Macho (picá recomendable, de todas maneras), regresamos por Copiapó, donde aprovechamos de hacer algunas compras necesarias para finalizar la construcción de nuestra casa.
Breves
Visita a monasterio. Al regresar de nuestra revisión de vida en Caldera, el martes 27, hicimos una visita al monasterio de La Anunciación de las hermanas contemplativas dominicas de Atacama, ubicado propiamente en el sector de Paipote, al este de la ciudad de Copiapó. Las 12 religiosas que viven allí nos recibieron con mucho afecto. Durante una hora pudimos compartir información de nuestras respectivas comunidades y establecer vínculos que nos permitan seguir encontrándonos. Entre ellas hay religiosas de España, Brasil, Colombia, Perú y Chile. Una de las chilenas, sor Fresia, es originaria de Diego de Almagro, donde viven sus padres.
Celebración del año nuevo indígena.También en nuestra comuna se celebra el inicio del año nuevo de nuestros pueblos originarios. En la pre-cordillera se encuentra una comunidad de la etnia colla que llevó a cabo esta celebración junto a un grupo de invitados. Toda nuestra comunidad SSCC fue invitada a este acto en la quebrada de Agua Dulce, pero solo Gabriel y Javier pudieron participar en este significativo momento de celebración y convivencia.
Retiro anual. Los cuatro miembros de nuestra comunidad participaremos en el retiro anual de nuestra provincia que se realizará en el santuario de Auco, junto a la ciudad de Los Andes. Estaremos ausente de Diego entre los sábados 8 y 15 de julio. La celebración dominical del 9 de julio será asumida por nuestro diácono permanente Raúl Orellana.
Sagrado Corazón. En consonancia con lo programado para toda la congregación, nuestra comunidad celebró el día del Sagrado Corazón de Jesús el jueves por la tarde. Después de la celebración habitual de la eucaristía de los días jueves, nos quedamos en adoración un grupo de 60 personas. Terminado este momento, tomamos juntos la once compartiendo una muy buena torta regalada por una de las comunidades cristianas de base de la parroquia.
Don Walter. En inglés se pronuncia “Uálter”, pero en alemán, “Válter”. Y este es el caso, porque corresponde al primer nombre de nuestro hermano Gabriel Horn, quien nació en Osorno, pero con “materia prima” alemana y austríaca. Aquí en Atacama, cuando debe hacer algún trámite con su carné, la gente tiende a decirle naturalmente, “don Walter”, como es su primer nombre. Hace unos días, conduciendo la camioneta de la parroquia, Gabriel fue invitado a detenerse por Carabineros para un control de rutina. Realizado el trámite –todo estaba en orden– el cabo a cargo del procedimiento, al devolverle su licencia, le dijo amablemente: “Don Walter, puede continuar”. La comunidad no se ha ahorrado bromas al respecto.
Rostros
Estamos en la quebrada de Agua Dulce, a una hora de viaje desde Diego de Almagro hacia la cordillera, y en este momento se realiza la ceremonia ritual de la etnia colla que celebra el comienzo del año nuevo indígena. Quien conduce este rito tan tradicional es una mujer. Su nombre es Iris Suárez. Conversamos con ella.
Iris, ¿cuál es tu función en esta ceremonia?
Yo soy una yatiri. Es decir, la persona que conduce el ritual y que, además, practica la sanación con la medicina tradicional, a través de diversas hierbas ancestrales. Es lo que corresponde a la machi en el pueblo mapuche.
¿Cuál es la fecha propia de esta celebración?
Habitualmente, nosotros celebramos esta ceremonia para el solsticio, en la noche del 20 para el 21. Pero, por razones de trabajo, no podemos hacerlo cuando toca a mitad de semana, entonces trasladamos la fecha hacia el fin de semana. En este año coincidió con el 24 de junio, que es el día de los pueblos indígenas.
¿Hubo gente que no pudo venir?
Sí, faltó gente, ya sea por razones de salud o de trabajo. Por ejemplo, no pudo venir un matrimonio que vive a 30 kilómetros de aquí, en Cachiyuyo. También faltó gente de Inca de Oro y de Copiapó.
Tú ¿vives aquí mismo, en esta quebrada?
Sí, vivo aquí desde 1998, cuando Codelco erradicó la gente de Potrerillos. Hace casi 20 años. Codelco tiene claro que nosotros somos los dueños de estos territorios. Ocupamos primero nuestra cordillera, antes que llegara Codelco. Y eso se respeta. Antes se explotaba no más, pero ahora no se puede hacer eso. Nosotros cuidamos la tierra, que no se la dañe. No tiene por qué venir gente de afuera a hacer daño.
¿Cuál es tu rutina diaria?
Me levanto temprano. Lo primero que hago es ir a cuidar a una burrita que tengo, le llevo su pasto, su agüita; también a los perros. Después tomo desayuno. Durante el día cuido mi huerta, donde tengo mis hierbas medicinales, como chachacoma, bailahuén, romerillo, melosa y otras. Además, los collas criamos ganado caprino, las cabras. Hay crianceros en todos estos lugares.
¿Cómo les fue con los aluviones de 2015?
Felizmente no tuvimos que lamentar desgracias humanas, pero perdimos bienes materiales. Por ejemplo, nuestro centro cultural, el que ya estamos recuperando.
Recibimos ayuda. Nos trajeron pasto para los animales. Los servicios sociales se han acercado. La gobernación provincial ha estado siempre preguntando por nosotros.
¿Viajas de vez en cuando a Diego de Almagro?
Hace poco fui invitada a hacer una rogativa en un jardín infantil de Diego, lo que salió muy bonito. La gente nos trata con mucho respeto. También me han invitado del liceo. Poco a poco hemos ido rescatando nuestra cultura, nuestros instrumentos, como la caja challera, que hacemos con cueros de cabra. Estamos orgullosos del reconocimiento que se ha hecho a nuestra matriarca Basilia Escalante, cuyo nombre lleva nuestro nuevo centro cultural. Es bueno que se reconozca lo que saben hacer nuestras mujeres: hilar, tejer, sacar leche a las cabras, hacer queso, curar con las plantas de la cordillera.
¿Están ustedes legalmente organizados?
El 6 de julio de 1995, se constituyó oficialmente la Comunidad Indígena Colla, comuna Diego de Almagro, en la localidad de Potrerillos. Sus integrantes fueron personas descendientes de indígenas colla que trashumaban en la pre-cordillera y cordillera de Atacama, utilizando los recursos que ofrecían las quebradas, las vegas, las aguadas, los campos de pastoreo, los campos con recursos mineros, y que querían preservar y difundir nuestra cultura. La comunidad colla de Diego de Almagro fue la primera en constituirse formalmente en Atacama.
Iris Suárez está convencida y es convincente. Sabe bien de dónde viene y adónde va. Es una líder indiscutida. Seguirá luchando por que la cultura colla no solo no desaparezca, sino que se revitalice y se difunda. Sabe lo que valen sus comuneros y sueña con nuevos espacios para los mayores, los jóvenes y los niños. Inclusión, participación, intercambio, la hacen soñar; mientras cuida sus hierbas para sus espacios y tiempos sagrados.
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